En rojo y blanco

-Porque todos en la vida deseamos ir a mejor. Cambiar el piso de 65 m2 por un chalet en las afueras, el utilitario del '96 por una gran berlina alemana de lujo, el jamón york de marca blanca por el ibérico cinco jotas, etc.

-Porque gestionada bien la venta de los antiguos terrenos y las nuevas instalaciones un nuevo estadio puede ser la lanzadera ecónomica del equipo.

-Porque  un estadio acorde a los tiempos te pone en la mira de todo el mundo, aumentando el valor de marca. Esto no sólo es bueno en la parcela ecónomica, también en la social. 

- Porque es lógico mudarte a las afueras. Dónde si todo se hace bien los accesos y aparcamientos cubrirán las necesidades. Porque la capacidad será mayor y si es como dicen el ambiente a pie de campo será increíble. Porque es bonito, si nos ponemos banales.

-Porque todo el proceso de recalificación, venta de los terrenos del Calderón, propiedad o cesión del estadio, plazos y demás, han estado cubiertos, como no, de una gran cortina de humo. Siendo principal afectado el aficionado, el abonado, el accionista minoritario (que lo hay), los que a fin de cuentas sostienen el tinglao.

-Porque a los antes nombrados nunca se les dió opción a decidir. Ni el cuándo, ni el cómo, ni el dónde.

-Porque estando quién está al frente se puede deducir que hay gato encerrado. Que de una manera o de otra nos la clavarán y el interés del club queda, como ya ha quedado más de una vez, en segundo plano. 

-Porque dudamos de que sea la pánacea que nos quieren vender tanto desde el club como desde la prensa mansa que tienen a su servicio*. No nos queda claro que sea una operación financiera viable, que vaya a traer al club todo lo que dicen. Y si nos equivocamos no nos dan argumentos convincentes para pensar lo contrario.

Y lo más importante:

-No, porque el Calderón es nuestra casa. La de nuestros abuelos, tíos y padres. La de nuestra familia, tanto carnal como la forjada por tardes y tardes pasadas compartiendo fila, compartiendo bar, compartiendo autobús. Porque a ellos, a nosotros, nunca se nos preguntó, ni se nos dió opción a la oposición. Ni se explicaron las razones para el cambio. Mas allá de las que todos deducimos: que el dúo prescrito se llenará los bolsillos y esperemos que el Atlético de Madrid pueda resistir esta nueva puñalada, la enésima en estos 24 años de Gilifato.

Ahora ya no será "Fuera ya del Calderón" el grito a entonar. Ahora se tendrá que cantar fuera ya del  ¿Gilmar Inmobiliaria Stadium?.