La hora no era propicia para el espectáculo y la resaca del público fue contagiada a los jugadores, que si bien es cierto rondaron con asiduidad las inmediaciones del arco de Julio César, faltaba claridad para finalizar. Pero por suerte arbitraba Matéu Lahoz, ése árbitro al que le gusta más chupar cámara que hacer sonar el silbato, y con sus nefastas decisiones arbitrales animó un poco el cotarro. Además, cada vez que Salvio intentaba adentrarse por la banda, Borja Gómez (otro exalcorconero) le comía la tostada.
Tuvo que ser Miranda el que al borde del descanso se aprovechase de una dejada de Godín para abrir el marcador con una espectacular tijera.
La segunda parte fue aún más aburrida que la primera, donde únicamente Juanfran daba algo de caché al encuentro. Julio César realizó una gran parada a Falcao mientras el Granada lo intentaba con más corazón que suerte.
Ya en el descuento Juanfran armó una contra perfecta sirviendo a Falcao para que sentenciase el choque y dejase los tres puntos en el Vicente Calderón.
Igualito que Arbeloa...
Igualito que Arbeloa...
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